Estimado amigo/a:
Imagino que has escuchado y te ha llegado alguna de las barbaridades que se están diciendo sobre lo que ha dicho o ha dejado de decir el Papa. Lo cierto es que el pobre no ha dicho nada, sino que tan sólo ha publicado un libro, repito un libro, letra escrita, que se puede leer y comprobar lo que pone. De hecho te dejo el enlace por si lo quieres descargar en word (La Infancia de Jesús, Benedicto XVI: El buey y el asno pág.43; los Reyes Magos pág. 57-60).
Es tal el grado de odio hacia el Papa, y lo que él representa, que está siendo objeto de escarnio por una gran parte de ignorantes, entre los que se encuentran muchos católicos de boquilla que no saben ni quién era San Lucas.
En mi opinión, creo que merece la pena molestarse en perder el tiempo en este tema, porque es tan burdo y ruin que tal vez sirva para que algunos ingenuos abran los ojos y comiencen a dejar de creer en los medios de comunicación y en los poderosos que mueven los hilos de la comunicación y de la opinión, especialmente hostiles a la Iglesia y a lo que ella representa de libertad.
Aprovecho para dejarte una carta de un sacerdote diocesano llamado Melitón Bruque, que tampoco tiene pelos en la lengua: Descargar la Carta: LA GOTA DE VENENO PARA DAÑAR LA PAZ DE LA NAVIDAD
Si quieres profundizar en la Infancia de Jesús, puede echar un vistazo a lo que ha escrito el profesor de Sagrada Escritura Enrique Cabezudo: Descargar Dossier Infancia de Jesús (3 Mb)
Saludos.
Julio
Imagino que has escuchado y te ha llegado alguna de las barbaridades que se están diciendo sobre lo que ha dicho o ha dejado de decir el Papa. Lo cierto es que el pobre no ha dicho nada, sino que tan sólo ha publicado un libro, repito un libro, letra escrita, que se puede leer y comprobar lo que pone. De hecho te dejo el enlace por si lo quieres descargar en word (La Infancia de Jesús, Benedicto XVI: El buey y el asno pág.43; los Reyes Magos pág. 57-60).
Es tal el grado de odio hacia el Papa, y lo que él representa, que está siendo objeto de escarnio por una gran parte de ignorantes, entre los que se encuentran muchos católicos de boquilla que no saben ni quién era San Lucas.
En mi opinión, creo que merece la pena molestarse en perder el tiempo en este tema, porque es tan burdo y ruin que tal vez sirva para que algunos ingenuos abran los ojos y comiencen a dejar de creer en los medios de comunicación y en los poderosos que mueven los hilos de la comunicación y de la opinión, especialmente hostiles a la Iglesia y a lo que ella representa de libertad.
Aprovecho para dejarte una carta de un sacerdote diocesano llamado Melitón Bruque, que tampoco tiene pelos en la lengua: Descargar la Carta: LA GOTA DE VENENO PARA DAÑAR LA PAZ DE LA NAVIDAD
Si quieres profundizar en la Infancia de Jesús, puede echar un vistazo a lo que ha escrito el profesor de Sagrada Escritura Enrique Cabezudo: Descargar Dossier Infancia de Jesús (3 Mb)
Saludos.
Julio
Evangelio de San Lucas 2,1-20
En aquel tiempo salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: -No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: -Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que Dios ama.
Cuando los ángeles los dejaron y subieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: Vamos derechos a Belén, a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor. Fueron corriendo y encontraron a María y a José y al Niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que había visto y oído; todo como les había dicho. Al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al niño y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
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Comentario del Papa en su libro La
Infancia de Jesús
Como se ha dicho, el pesebre hace pensar en los animales, pues es allí donde comen. En el Evangelio no se habla en este caso de animales. Pero la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento relacionados entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna, remitiéndose a Isaías 1,3: «El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende.»
Peter Stuhlmacher hace notar que probablemente también tuvo un cierto influjo la versión griega de Habacuc 3,2: «En medio de dos seres vivientes... serás conocido; cuando haya llegado el tiempo aparecerás» (p. 52). Con los dos seres vivientes se da a entender claramente a los dos querubines sobre la cubierta del Arca de la Alianza que, según el Éxodo 25,18-20, indican y esconden a la vez la misteriosa presencia de Dios. Así, el pesebre sería de algún modo el Arca de la Alianza, en la que Dios, misteriosamente custodiado, está entre los hombres, y ante la cual ha llegado la hora del conocimiento de Dios para «el buey y el asno», para la humanidad compuesta por judíos y gentiles.
Como se ha dicho, el pesebre hace pensar en los animales, pues es allí donde comen. En el Evangelio no se habla en este caso de animales. Pero la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento relacionados entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna, remitiéndose a Isaías 1,3: «El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende.»
Peter Stuhlmacher hace notar que probablemente también tuvo un cierto influjo la versión griega de Habacuc 3,2: «En medio de dos seres vivientes... serás conocido; cuando haya llegado el tiempo aparecerás» (p. 52). Con los dos seres vivientes se da a entender claramente a los dos querubines sobre la cubierta del Arca de la Alianza que, según el Éxodo 25,18-20, indican y esconden a la vez la misteriosa presencia de Dios. Así, el pesebre sería de algún modo el Arca de la Alianza, en la que Dios, misteriosamente custodiado, está entre los hombres, y ante la cual ha llegado la hora del conocimiento de Dios para «el buey y el asno», para la humanidad compuesta por judíos y gentiles.
En la
singular conexión entre Isaías 1,3, Habacuc 3,2, Éxodo 25,18-20 y el pesebre, aparecen por tanto los dos animales como una representación de la
humanidad, de por sí desprovista de entendimiento, pero que ante el Niño, ante
la humilde aparición de Dios en el establo, llega al conocimiento y, en la
pobreza de este nacimiento, recibe la epifanía, que ahora enseña a todos a
ver. La iconografía cristiana ha captado ya muy
pronto este motivo. Ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y
al asno.
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